Nos acercamos a la época en la que nos gusta tener un pequeño detalle con nuestros seres queridos y una buena opción son los jabones. Ya sea que los queramos para regalar, para nosotras o tal vez para comenzar un negocio, los jabones son algo muy fácil de hacer y existe una extensa variedad de acuerdo a las propiedades y formas que nos gustaría para cada jabón.

Para hacerlos necesitamos:

• • Barra de glicerina transparente o blanca
• • Colorante
• • Esencia aromática
• • Moldes para jabón
• • Aditamentos especiales como lavanda o avena.
• • Aceite

En un recipiente de plástico o cristal, colocamos la glicerina en partida en cubos, para derretirla, ya sea en el microondas o a baño maría. Tenemos que derretirla hasta hacerla completamente líquida pero sin permitir que haga un hervor, por lo que es recomendable revisarla cada 30 segundos.

Una vez la glicerina sea líquida, agregamos unas gotas de colorante hasta obtener el color deseado y agregamos unas gotas de esencia. Este proceso hay que hacerlo rápido, ya que la glicerina se enfría y comienza a endurecerse

Si nuestros moldes son de plástico duro, los engrasamos para que sea más fácil desmoldar. En caso de que los moldes sean de silicón no es necesario.

Después, vaciamos la glicerina en los moldes y agregamos los elementos que pueden funcionar como exfoliantes o simples decoraciones, tal es el caso de la lavanda y la avena.

Esperamos a que endurezcan al menos un día y desmoldamos.

Finalmente, decoramos con listón, o podemos realizar unas etiquetas en cartón para indicar de qué es cada jabón y así hacer una increíble variedad de jabones con figuras, colores y aromas.

Las sales aromáticas resultan ideales para cuando nos tenemos bien merecido un descanso. Las sales de lavanda aportan salud y bienestar, calma y relajación.

Además son hidratantes, antisépticas e incluso alivian los dolores articulares y reumáticos.

Al entrar en contacto con agua caliente, las sales de irán disolviendo y su aroma se irá desprendiendo rápidamente perfumando el agua y el aire creando un ambiente totalmente relajado.

Ingredientes:

• - 300 grs. de sal de grano.
• - 1 cdta. De bicarbonato.
• - 1 cda. De aceite de almendras.
• - Aceite esencial de lavanda.
• - Colorante lila o azulado.
• - Hojas de lavanda secas.
• - 2 frascos de vidrio.

Repartimos la sal entre los dos frascos de vidrio. En uno de los frascos añadimos el colorante, lo cerramos y agitamos hasta que se impregne el color en todas las sales. En el otro frasco de sal, añadimos las hojas y flores de lavanda y mezclamos.

Añadimos 10 gotas de aceite esencial de lavanda al frasco con el colorante y agitamos. Otras 10 gotas al frasco de sal con las flores y agitamos.

Dejamos reposar ambos frascos cerrados toda la noche para que la sal se impregne bien de los aceites esenciales

Pasada la noche, tomamos otro frasco y envasamos nuestras sales jugando con ambos colores al gusto.